Hoy ha venido el abuelo de Íñigo, Jesús, que ahora está jubilado pero que tenía un trabajo muy interesante que quería contarnos. El abuelo Jesús era técnico de agricultura y se encargaba de hacer una tarea muy especial: la agrupación parcelaria. Nadie en clase sabía qué era eso tan raro, pero él nos lo ha explicado muy bien. Cuando los agricultores tenían varias fincas o parcelas pequeñas separadas, perdían mucho tiempo al tener que desplazarse de una a otra. Además, en muchas ocasiones, no había caminos adecuados para acceder a estas fincas. Si varios agricultores vecinos se ponían de acuerdo, Jesús y sus compañeros medían las fincas, elaboraban un plano, volvían a medir en el plano y reorganizaban las parcelas, haciendo de muchos campos pequeños, menos campos pero más grandes y con buenos caminos para llegar a ellos. Luego repartían estas nuevas parcelas entre los agricultores, según lo que cada uno había aportado. De esta manera hacían más fácil el trabajo y la vida de los agricultores. Todo esto de las parcelas y los mapas es un poco difícil de entender, pero Jesús nos ha traído algunos instrumentos que utilizaba en su trabajo para que lo comprendiéramos mejor: el plano, el planímetro, la escuadra y el cartabón... Íñigo ha sido el ayudante de su abuelo; ¡un orgulloso ayudante!
Gracias, Jesús, por contarnos un trabajo tan interesante y difícil, para el que hay que estudiar muchas matemáticas. ¿Habrá alguien en clase que quiera aprender a hacerlo?
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